El proyecto de provincialización surge a la par que la creación
del moderno estado capitalista español en 1812, y se materializa con la
división del ministro Javier de Burgos en 1833. Su función era la ordenación
administrativa de los diversos territorios y naciones que se pretendían
unificar para hacer efectivo el poder centralista del estado. En Andalucía, esta
división se corresponde de forma aproximada con la de los reinos de Córdoba,
Granada (del que se separan Almería y Málaga), Jaén y Sevilla (desgajándose
Cádiz y Huelva).
Ya desde la misma creación del Estado español
surgen reivindicaciones nacionales desde todos sus Pueblos como reacción al
centralismo político, cultural y económico impuesto a sangre y fuego por el
emergente capitalismo españolista. En nuestro país, la
Constitución Federal de Antequera de 1883 (el mismo año que se impone la
provincialización) denuncia esta división por antinatural y por provocar
diferencias internas entre los territorios de la nación andaluza. Posteriormente,
en la Asamblea Regionalista de Ronda de 1918, Blas Infante y otros andalucistas se oponen a la artificial
estructuración en provincias, reivindicando la comarca como marco natural de
ordenación territorial del país.
Lo cierto es que la
provincia se ha constituido, sobre todo desde el renacer de la conciencia
nacional andaluza a finales de los años 70 y principio de los 80, y en los
últimos años, en un instrumento del españolismo para dividir y enfrentar a los
trabajadores andaluces aludiendo a sentimientos provincialistas. Esta
estrategia ha sido puesta en marcha por sectores ultraderechistas con escaso
éxito para oponerse a los Estatutos de Autonomía de Andalucía de 1933, 1981 y 2007.
Desde C.M.L. rechazamos los actuales modelos
centralistas tanto español como andaluz, defendiendo la desaparición de la
Diputaciones provinciales y su sustitución por comarcas como base organizativa
del territorio nacional de Andalucía, ya que entendemos que es la manera más efectiva y equilibrada
para el desarrollo económico, social y cultural de nuestras localidades y municipios,
puesto que parten del respeto a las diferentes realidades históricas y sociales
que configuran nuestra tierra. Sin embargo, debemos matizar que no
defendemos la comarca como mera descentralización, sino como marco de
decisiones políticas y económicas federado con el resto de comarcas andaluzas. La decisión de constituir una comarca debe
recaer en los propios habitantes de los municipios que quieran integrarla,
basándose en los vínculos históricos, económicos, socioculturales y geográficos
entre poblaciones que mantienen relaciones más cercanas entre ellas que con los
municipios limítrofes, independientemente de que sean de la misma provincia o
de otra.
Centrándonos en
nuestra comarca, la Cuenca Minera, en la actualidad está compuesta por siete
municipios unidos por vínculos históricos, sociales, económicos y geográficos.
Pese a la diversidad interna, elemento común en todas las agrupaciones humanas,
podemos decir que la identidad comarcal está bien consolidada en nuestro
territorio. En el aspecto histórico, la gran mayoría de municipios actuales
proceden del núcleo matriz de Zalamea, mientras que en lo económico la relación
parte de la vinculación de gran parte de la población a la actividad minera, y en lo geográfico por estar su
territorio delimitado por los ríos Tinto y Odiel, de ahí su nombre de Cuenca
Minera. En próximos artículos procuraremos profundizar en las características
históricas, económicas y ambientales comarcales.
Nuestra propuesta se basa en el establecimiento de entidades comarcales para vertebrar medidas que favorezcan las transformaciones sociales y económicas desde una base popular. Es decir, fomentar la creación de sindicatos, partidos, asociaciones,... de ámbito comarcal y de carácter revolucionario para luchar por los principios comunistas, andalucistas y comarcalistas, como por ejemplo el establecimiento de estructuras políticas democraticas bajo control obrero que sustituyan a la desaparecida Mancomunidad de Municipios.
Nuestra propuesta se basa en el establecimiento de entidades comarcales para vertebrar medidas que favorezcan las transformaciones sociales y económicas desde una base popular. Es decir, fomentar la creación de sindicatos, partidos, asociaciones,... de ámbito comarcal y de carácter revolucionario para luchar por los principios comunistas, andalucistas y comarcalistas, como por ejemplo el establecimiento de estructuras políticas democraticas bajo control obrero que sustituyan a la desaparecida Mancomunidad de Municipios.
Por último, hacer un
llamamiento a estrechar vínculos con las comarcas del Andévalo y el Corredor de
la Plata por formar parte de la región denominada Faja Pirítica en la que se
integra nuestra comarca minera. Especialmente hacemos un llamamiento al pueblo
de El Madroño y sus diferentes pedanías a que reflexionen sobre la posibilidad
de integrarse voluntariamente como octavo municipio de la Cuenca Minera, dada
nuestra cercanía geográfica y los vínculos históricos y socioeconómicos que nos
unen, especialmente con las localidades de Nerva y Berrocal. Sobre estos temas trataremos
en próximas ocasiones.
POR UNA CUENCA MINERA LIBRE Y SOCIALISTA
POR UNA FEDERACIÓN DE COMARCAS ANDALUZAS
POR UNA REPÚBLICA POPULAR ANDALUZA SOBERANA Y SOLIDARIA