Cuenca Minera Libre

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miércoles, 4 de junio de 2014

SOBRE LAS INFILTRACIONES Y TRAMPAS DEL FASCISMO



     Parece demostrado que las primeras cargas policiales en la manifestación del 22-M en Madrid fueron propiciadas por militantes de la organización de extrema derecha “Bandera Negra”. Este colectivo infiltró a una docena de individuos en el grupo "Veteranos por la Justicia y la Democracia" (ex-militares de cuerpos especiales del ejército español) e iniciaron los incidentes al final de la marcha. Su objetivo: desacreditar una protesta multitudinaria muy preocupante para el gobierno, que aprovechó el centenar de heridos resultantes para criminalizar y acusar a grupos independentistas y anarquistas. De este modo, centran el discurso de los convocantes en su defensa de estas acusaciones de ser “violentos” en vez de en el éxito de las marchas y la organización de un movimiento más amplio y consistente. Antes que nada queremos que distinguir entre estos elementos provocadores parapoliciales que usan la violencia conscientemente con el fin concreto de reventar la manifestación, y la legítima violencia empleada por los trabajadores oprimidos por el sistema como autodefensa ante los ataques y provocaciones de la policía. 

    El grupúsculo neofascista “Bandera Negra”, dirigido por el delincuente, drogadicto y terrorista nazi Ricardo Sáenz de Ynestrillas, relacionado con el asesinato del diputado de Herri Batasuna Josu Muguruza en 1989 y condenado por disparar a un narcotraficante que no le fió cocaína en 1999, ya intentó infiltrarse en el colectivo de militares republicanos de izquierdas “Anemoi” cosa que no consiguió ya que uno de sus miembros fue detectado y expulsado. Se trataba del falangista Jorge de la Viuda, jefe territorial en Madrid del Sindicato Español Universitario (S.E.U.), una organización estudiantil similar a la creada durante la II República por Primo de Rivera para luchar contra las organizaciones de universitarias comunistas, socialistas y anarquistas. Este elemento es uno de los detenidos por los incidentes del 22-M y, ¿adivinan que abogado se encarga de defenderlo? Pues sí, el mismísimo Ynestrillas.

    Una vez visto el perfil abiertamente fascista de sus integrantes, es momento de preguntarse ¿qué es “Bandera Negra” y qué pretende autodenominándose como organización revolucionaria, republicana, federalista y autogestionaria?

    El fenómeno de la infiltración de la policía y los ultraderechistas en movimientos de izquierda viene de lejos. Para acercarse y captar a los trabajadores emplean un discurso populista y manipulador, apropiándose de eslóganes y símbolos de la izquierda. Falange lo hizo con la bandera rojinegra del anarcosindicalismo, y éstos con la bandera negra, símbolo internacional del anarquismo y emblema de las Juventudes Libertarias. Pero tras este camuflaje “anarquista”, siguen habiendo ideales e intereses fascistas, principalmente un exacerbado nacionalismo español y europeo basado en aspectos raciales. También se identifica a grupos de esta calaña porque atacan casi exclusivamente a los políticos, nunca a los privilegios de los capitalistas, y porque sus propuestas dejan de lado un análisis científico de las relaciones socio-económicas para el que el marxismo es una herramienta indispensable si se pretende no caer en el idealismo romántico cuasi-religioso y populista del que estas organizaciones hacen gala. Otro aspecto a tener en cuenta es el benevolente trato policial y judicial del que gozan en comparación con los maltratos, sanciones económicas y elevadas penas de prisión que padecen los militantes de izquierda.

    Se ve que los neonazis han estudiado bien la obra de su líder Hitler, de quien reproducimos unas palabras que dejan clara su estrategia y objetivos:

    “Es absurdo suponer un sindicato obrero nacionalsocialista, junto a otros sindicatos obreros de índole diferente. No existe la posibilidad de un entendimiento o de un compromiso, sino únicamente el imperio del derecho absoluto y exclusivo.

    Hay dos procedimientos para lograrlo:

a) Se puede fundar una institución sindicalista propia para luego hincar la lucha contra el sindicalismo internacional marxista, o

b) Penetrar en el seno de los sindicatos marxistas y tratar de saturarlos del nuevo espíritu y transformarlos en instrumentos de la nueva ideología.

    Bastaba ya el color rojo de nuestras proclamas para atraerlos al local de nuestras asambleas. La burguesía corriente se mostraba extremadamente indignada al pensar que también nosotros nos habíamos apoderado del rojo de los bolchevistas, y creía ver en esto algo de doble sentido. Habíamos elegido el color rojo para nuestras proclamas, después de minuciosa y honda reflexión, buscando con ello provocar a los de izquierda, hacer que montasen en cólera y así inducirles a que concurrieran a nuestras asambleas, aunque sólo fuese con la intención de molestarnos; mas de este modo nos daban la ocasión de hacerles escuchar nuestra palabra. Cuán gracioso nos fue, en aquellos años, constatar de cerca, en el cambio continuo de la táctica de nuestros adversarios, la desorientación y la impotencia que les dominaba (...) lo importante era que nos mencionaran, que se ocupasen constantemente de nosotros y que, poco a poco, resultáramos ante los ojos del obrero, realmente como el único poder al cual se combatía”.

    En resumidas cuentas, el propio Hitler ya definió en su obra parte de la forma de actuar que viene empleando el fascismo: creación y/o infiltración en organizaciones de izquierda para captar adeptos (adoptando su simbología y proclamas), provocar a los trabajadores para su posterior criminalización, y desorientarlos para que dirijan su lucha CON O CONTRA ELLOS y no contra sus enemigos de clase, los capitalistas (los amos y promotores de los perro-fascistas).

    El fascismo obrerista en el estado español surge del fundador de Falange, José Antonio Primo de Rivera, favorable a una república totalitaria de tipo corporativo. Este fascimo “de izquierdas” pretende del mismo modo infectar ideológicamente a la clase obrera, entre la que, desgraciadamente, escasea la formación política y social. Esta circunstancia es aprovechada por estos grupos populistas y reaccionarios para fomentar un discurso político y social con una retórica centrada en el ultranacionalismo interclasista y el odio xenófobo, y lo que es más alarmante, apropiándose de los lemas anticapitalistas y revolucionarios (aunque manipulándolos y vaciándolos de su contenido original) para conseguir captar trabajadores.

    En el caso de “Bandera Negra”, emplea términos como “república” (sin especificar de que tipo), “autogestión” (algo incompatible con el fascismo, pero empleado para ganarse a sectores del sindicalismo), “democracia” (concepto usado recurrentemente por burgueses, clase media “progre” y obreros desclasados, y oportunistamente por los fascistas para aplicarse una capa de maquillaje), o “federalismo” (por supuesto, sin mencionar el derecho a la autodeterminación).
   
   En cuanto al carácter asambleario del que presumen, aprovechamos para hacer una crítica (ya esbozada en artículos anteriores referidos a infiltraciones en asambleas sindicales de elementos de ultraderecha) de este método, basándonos en dos argumentos:

1- La facilidad con la que pueden ser manipuladas. Solo con que algunos participantes preparasen con anterioridad las líneas por las que encauzar los debates y decisiones para llevar a ciertas asambleas a terrenos desfavorables para sus propios intereses.

2- ¿Por qué ocurre esto? Por una parte, por la composición social interclasista de algunas asambleas, y por otra, a la ya mencionada falta de formación política de sus miembros. No se trata de ser antidemocrático, pero el sistema asambleario de toma de decisiones, si no tiene un componente de clase y unos miembros bien formados políticamente, no puede asimilarse a un sistema verdaderamente democrático como el de los soviets de la Revolución Rusa.      

    De hecho, Hitler era firme defensor de las asambleas (antes de llegar al poder, claro), para captar acólitos entre los trabajadores menos formados.     

    En sus propias palabras:

   La asamblea popular es, desde luego, indispensable porque el individuo que, como futuro prosélito de un naciente movimiento, se siente huraño al principio, entregándose fácilmente al temor del aislamiento encuentra allí el cuadro de una comunidad numerosa, lo cual tiene, para la mayoría de las gentes, influencia reconfortante y alentadora (....) ¡Jamás debe olvidar esto el movimiento nacionalsocialista!”

    Ante estos hechos, cierta “izquierda” se lamenta de no ser ella la dirigente de este tipo de movimientos demagógicos encabezados por populistas y fascistas, tratando de competir con los reaccionarios pero variando poco su discurso respecto a estos, con el afán de captar votos o militantes entre una masa reaccionaria. Pongamos algunos ejemplos: el uso de términos ambiguos e interclasistas como “ciudadanía” o “democracia”, el discurso centrado casi exclusivamente en la rabia anti-política, el escaso interés por formar a sus miembros y simpatizantes, el dar prioridad a la cantidad (de votantes y/o afiliados) sobre la calidad, etc.

  Entonces, ¿Cómo actuar los comunistas frente a esta situación? Podemos señalar dos directrices básicas y fundamentales, relacionadas entre ellas y confrontadas con las anteriormente mencionadas:

-FORMACION: Englobamos en este apartado el facilitar a los miembros y simpatizantes de las organizaciones obreras, así como a las masas, un corpus teórico sólido y científico para su estudio. Es de vital importancia romper con los conceptos burgueses interclasistas ya mencionados (ciudadanía, democracia, república,...) y sustituirlos por un lenguaje de clase (trabajadores, democracia burguesa/obrera, república socialista, etc.). El marxismo es la herramienta para hacer un análisis económico-social que destierre las concepciones deformadas por los intereses del capitalismo y del fascismo.

-ORGANIZACIÓN: En cualquier revolución triunfante ha sido necesaria e imprescindible una o varias organizaciones que converjan en la lucha para llevar a cabo los cambios de modelo económico-sociales en un territorio. Las organizaciones obreras son las encargadas, no solo de la formación política del pueblo, sino de dirigirlos en la guerra que más tarde o más temprano deberá producirse entre burgueses y obreros, motivada por la injusticia y abusos que los unos cometen sobre los otros. Es inevitable y responsabilidad de los capitalistas la guerra social, y de esto deben ser conscientes las organizaciones revolucionarias, preparándose para responder a la violencia del sistema en su debido momento para dar el golpe final al capitalismo. Esta colosal tarea solo puede realizarse con éxito mediante organizaciones disciplinadas que señalen firmemente las líneas que separan a burgueses y obreros, encuadrando a la clase trabajadora en unos principios que no puedan ser empleados, manipulados ni tergiversados por los enemigos capitalistas y fascistas.